Taller de producción medial en prensa escrita, gráfica y televisión

Momento experimental

Página web de Noa González, Julieta Lespai, Anais Contreras y Josefa Muñoz.

Trabajos Visuales

Galería de fotografías

Para la selección de estas imágenes nos basamos en elementos estéticos como contraste de luces, posición de la cámara y colores. Cada una nos cuenta una pequeña historia.

En el flyer utilizamos los elementos más importantes para promocionar un evento ficticio y la temática fueron bandas de Rock alternativo, Post Hardcore y Pop.

Afiche publicitario

Video Remix

Este video remix tiene un aura melancólica, que retrata diferentes videos en blanco y negro con «For the First Time» de Mac DeMarco de fondo. Agua, animales, animación y efectos especiales hacen este video un remix agradable de ver.

Trabajos Escritos

Autoras: Isidora Vicencio, Kutral Vargas, Sofía Barría, Florencia Vergara, Macarena Solís, Ángela Rojas, Luz Acevedo, Camila Almendra y Alejandrina SinMaría.

Editorial: Tinta Negra.

A través de los poemarios que emergen en Estuaria, podemos vislumbrar diversos paisajes, geografías emotivas, corporales y políticas, y aquello que las atraviesa: el patriarcado en sus distintas, pero a la vez símiles facetas; tanto como capitalismo extractivista -desde un cuerpo en resistencia, incardinado y localizado-, hasta una “Historia” unívoca que devasta y trastoca los territorios—Abya Yala se lee en uno de los poemas (Kütral)—; sin embargo, un territorio que se presenta inexpugnable y autónomo.

Cuerpos e identidades —la historia en minúscula— que se instalan, no sólo desde la figura simbólica de la resistencia —figura que no deja de ser dramática, puesto que es lo que resiste estoicamente los golpes de un sistema omnipotente—; sino antes bien, expresan la vitalidad y el desparpajo de un imaginario que se niega insistentemente al silencio. Potencia, más que resistencia.

El cuerpo hecho tierra y semillas. Flujos inaprensibles como el agua, imposibles de nominar. Es la reapropiación de una tierra cooptada por el capitalismo. De esta forma los cuerpos ya no temen des-cubrirse y los paisajes se resisten a toda colonización.

Nuevas historias, pero las mismas, las de nosotras; las particulares o las mínimas, por su excelsa cotidianidad, y que ya nos habíamos habituado a verlas desaparecer, pero que vuelven ante nuestra insistencia y que son aquel alimento para un imaginario en permanente batalla. En Estuario se presentan como las implacables voces que se niegan a callar.

 

 

Estamos casi pisando agua, todo el tiempo orilladas, al borde de ineludible aparición. En esta cuenca la vista hacia el frente siempre trae otra orilla, aunque desde esta perspectiva la orilla opuesta se vea deformada por efecto de la masa de agua que se mueve y nos separa. Espejismo de Ainileufu, toponimia de este lugar de ríos.Efecto hipnótico si observamos cuánto de los flujos,volúmenes, colores cambian de estas aguas; frustración, a su vez, de no poder recorrerla como canal conductor, y desde allí transitar sobre ellas, aprender a habitar sobre ese cuerpo de agua, como la ilustración escolar de los glóbulos rojos conducidos por arterias.

Entonces imagino, como sobrevolando, cómo ha de verse este trazado fluctuante sobre la tierra. Hidrografía: una escritura sobre aguas, donde las orillas se comen la letra. Difícil fijar los bordes de este texto, el límite exacto donde deja de ser playa, humedal, junquillar o ribera y pasa a ser río. Como si el agua fuera un espejo que distorsiona y al otro lado hubiese otra yo mirando hacia el frente, inclinada como los sauces que se arrojan hipnotizados como Narciso. A veces es desde una playa de piedras romas en Collico; otras veces es un edificio en el centro, y al otro lado sucede un concierto; un muelle medio roto al costado de las ruinas difíciles de adivinar, un péndulo que mira hacia el final de una calle que acaba en el agua verdosa del río Valdivia; o la subida a un puente que culmina en la unión de dos orillas.

Si pudiéramos sobrevolarla, esta cartografía sería como Medusa: una cabeza de tierra compuesta por serpientes de agua que se ramifican, se abrazan, se encuentran. El cuerpo que compone esta tierra agrietada, filtra agua en distintos fomiatos: ríos, esteros, humedales, pantanos, napas subterráneas, afluentes tributarios del estuario que acaba en el Pacífico. Alimento hídrico traído por el San Pedro desde los lagos cordilleranos hasta Corral y Niebla. Vista de un recorrido invadido, de un tiempo a esta parte, por los monocultivos de pino insigne y eucalipto. Paisajes homogeneizantes. Pesadilla de topógrafos. Las grietas telúricas parecen aún estar cicatrizando y generando nuevos mapas. Como las canteras de ripios saqueadas a las orillas de los lagos, que pronto las veremos vaciarse en camiones para rellenar los humedales de este lado y de otros tantos. La chipera es otra forma de orilla que crece como monte de aserrín, cubriendo la vista de las Mulatas sobre Tomagaleones. 

Ya no podemos distinguir lo que era ese suelo antes de cubrirse de limadura de cerros. Imagino también las partículas de madera suspendida que se posan sobre el agua, y generan una pátina que se confunde con las manchas aceitosas que dejan las embarcaciones y los residuos industriales. El tributo de los ríos es lento, ancho, torpe, pero fuerte. Las masas de aguas torrenciales arrastran troncos y restos de barcos durante kilómetros. En su lecho residen antiguas orillas, embarcaciones perdidas, cuerpos arrojados, cementerios de barcos. A simple vista no podemos dimensionar lo que guardan sus fondos, ni siquiera la cantidad de especies que la habitan. De estos cuerpos de agua, también islas irrumpen como monolitos enormes. Las salmoneras plagan sus orillas. Y los salmones se fugan corriente arriba, y se alimentan de las especies nativas, y erosionan sus suelos como peste. 

La memoria de estos ríos lleva el luto de la muerte de los cisnes. La memoria de estos ríos lleva el luto de los cerros de alerces depredados y transportados en cargueros hacia el mar. Cada vez es más evidente cómo vemos descender los niveles de agua sobre el tronco desnudado de los árboles de las orfllas. Marcas nuevas, avance de las orillas. Un retroceso que se siente como pálpito, que es también la escasez hídrica de la que oímos y constatamos.

El río nunca es el mismo. Siempre bajan los ríos -y lo que ellos traen- adonde van todas las aguas a salarse. Es un sistema que viaja, ruta, que entrelaza» una fonna de desaguar. Organismo con Instinto.

Estuario.

El mar recibe y acciona sin reparos.

Antes de volverse ola ya hubo noción del todo, como una memoria donde cada gota es todas las aguas. El viento viaja en sentido inverso. Sube, remonta el río, le trae un anticipo de lo que vendrá. La sal. Ya desde la superficie, por ejemplo, en Tornagaleones, frente a Mancera, el viento ha mezclado lo dulce con lo salado hasta diez metros de profundidad. Visto desde arriba, la vista de los afluentes es también un registro efímero. Una homogeneidad aparente que, sin embargo, ha tomado tiempos geológicos en volverse lo que está siendo. Constante movimiento. Algo del deshielo milenario se acopla a la lluvia reciente, y es igual.

En cambio, desde la perspectiva de cada afluencia, esta trae una memoria propia, sus influjos, su nacimiento en las montañas, en los lagos; sus canalizaciones, la recepción de los desagües, los vertederos líquidos de las industrias, las herencias subterráneas que se hunden en el fondo y las que emergen; los sedimentos que quedan orillados o que se depositan en los encuentros con otras aguas, de donde nacerá un nuevo río con nuevo nombre; o será el mismo que crecerá en su caudal.

A veces, desde los ríos subterráneos emanan formas de agua como la saliva que en la lengua lubrica la palabra al hablar. Es una ventana íntima, una rasgadura donde el interior va de a poco manifestándose. Podemos ver lo que emerge, ese presente que confluye, pero no la memoria que trae. Así, la tierra de 9 ríos es la escritura de un presente irrigado por sus afluencias. Estas, a su vez, emergencia de todo tipo de aguas, acontecidas por encontrarse en un presente devenir mar.

Los juncos, la totora, el légamo, las vegas, el suelo inestable de esa laiga orilla que separa lo seco de lo acuoso. Los humedales, a fuerza drenados por obra humana. Crípticas formas de vida que se montan sobre el suelo en capas difíciles de dibujar. Estamos casi pisando agua, todo el tiempo sobre orillas que cambian de consistencia según la estación. Las lunas que bajan a bañarse-mirarse en reflejo sobre el Calle Calle. Medimos su ciclo y lo percibimos en estos cuerpos: tres cuartas partes de agua que también necesitan desaguar.

Somos esponjas vestidas con impermeabilidad. Quienes escriben aquí, lo hacen con la lengua empapada. A veces pulsa secarla, o hay diques que soportan el peso de la palabra con tenacidad. Como las aguas tributarias, la trenza de la palabra escrita es un modo de fijar los fluidos inestables, a punto de cambiar de estado o de llegar a un nuevo rio. Pero, desde la orilla todas vamos mirándonos, como si la vista fuera el puente, o como si la palabra un bote que atraviesa en expedición.

La estuaria recepciona todas las aguas tributarias. Aquí se encuentran – aún indefinidas, en transiciones, en búsquedas y transformaciones-, los flujos acuosos de nueve poetas, nueve afluentes en confluencia hacia el mar. Como una sola gran masa de agua amalgamada, sobre este mapa hídrico las lenguas hablan en estado fluido y se dejan flotar.

Collage y poema sonoro

Collage sonoro "Caminando en la costa del botánico"

Caminando en la costa del botánico un día viernes de primavera. Se puede oír los sonidos que nos encontramos al caminar en este conocido jardín, como las abejas, el agua, viento, y el pasar de los guías turísticos en el transporte fluvial.

Poema sonoro "Cosas" de Gabriela Mistral

Nuestro poema sonoro es un relato de "Cosas" de Gabriela Mistral. Es un poema melancólico donde recuerda su niñez, como los lugares que solía ir. Finalmente, se muestra los recuerdos confusos de su padre fallecido, recodándolo con cierta tristeza.